martes, 6 de septiembre de 2011

Katy Perry: un dulce que no empalaga

Este sábado, la artista, quien recientemente ganó el premio MTV al mejor video del año por su tema Firework, se echó al bolsillo a los 17.000 asistentes que colmaron el Palacio de los Deportes de la capital mexicana, durante las dos horas de su concierto.
Luego de la actuación de media hora de una telonera poco ovacionada (la inglesa Natalia Kills), que salió a escena las 8 p. m. y, posteriormente, de la participación del Dj Skeet Skeet, quien puso a bailar a todos con temas como Party Rock Anthem, de LMFAO, y Hello, de Martin Solveig, el público esperó ansioso a la esposa del actor y comediante Russell Brand.
Eran ya las 9:40 p. m. cuando el enorme telón se elevó para dejar ver el escenario de ensueño, compuesto por tres enormes pantallas con marco de nubes; dos escaleras de media luna que bordeaban esta tierra de fantasía, donde los instrumentos de la banda estaban rodeados de enormes paletas, caramelos, pastelillos y barquillos.

Las luces bajaron para que las pantallas mostraran un video introductorio que comenzó el relato de Candyfornia, un cuento donde Perry escapa de un mal encarado carnicero y entra a un mundo mágico, al estilo de Alicia en el País de las Maravillas, luego de morder un pastelito.
No apta para diabéticos. Ataviada con un vestido corto blanco, adornado con caramelos y rehiletes, la artista irrumpió en el escenario, y luego de un entusiasta “Holaaaaa”, en español, arrancó con Teenage Dream y Hummingbird Heartbeat.

“¡Hola, bienvenidos!”, dijo en español. “Mi nombre es Katy Perry. ¿México, están listos para la fiesta? Nos vamos a poner locos esta noche”, añadió en inglés, para dar paso a Waking Up in Vegas, en el que una máquina tragamonedas y un Elvis Presley se sumaron a su equipo de cuatro parejas de bailarines.
Las pantallas continuaron el relato, y Katy regresó al escenario, luciendo ahora un vestido azul decorado con plumas similares a las de un pavo real. Así cantó Ur so Gay y Peacock, temas en los que estuvo acompañada de una divertida pareja de mimos. Luego de ser cubierta por las enormes plumas que cargaban sus bailarines, la cantante apareció con un entallado vestido largo color amarillo, que acompañó de una enorme boa multicolor. Era hora de ponerse pícara.
“Nunca he tenido un amor español, vengo a buscar un novio mexicano. ¿Dónde está la gente más sexy de México?”, preguntó a los asistentes, quienes le respondieron entusiasmados.
Perry agachó su mirada para ver “la oferta” de hombres más cercana a la tarima. Le pidió a un joven que se quitara la camisa, pero al preguntarle su edad (tenía 16 años) le dijo: “muy malo”, aludiendo a que necesitaba a un mayor de edad.

Luego subió a un joven de nombre Josué, a quien le quitó la camisa, le acarició el pecho y lo sorprendió al decirle que mirara hacia el frente, porque le tenía un regalo. Cuando él volteó su cabeza, ella le ‘obsequió’ un fugaz lamido por su mejilla. Este “candente” episodio sería la intro de I Kissed a Girl, cuya versión arrancó con un estilo cabaré para concluirla de forma rock.
Muy hablantina. Las pantallas continuaron con lo suyo' Katy regresaría ahora vestida de Gatúbela, mientras dos filetes gigantes colgando sobre el escenario. E.T., seguiría en su repertorio.

Con otro cambio de ropa menos llamativa, la atmosfera íntima llegó con las canciones Who Am I Living For? y Pearl. En esta última, dos bailarinas hicieron un performance aéreo mientras Perry se elevaba en una pequeña plataforma a final de la pasarela del escenario.
“Hay 17.000 personas esta noche, estoy muy orgullosa. Para la próxima vez regresaré hablando más español”, indicó la cantante, quien hizo el esfuerzo por hablar ese idioma a la audiencia.
Señaló las venideras fiestas patrias y gritó ¡Viva México!, además de confesar que lo que más le gusta de ese país son los tamales, los tacos, el tequila y sus fanáticos mexicanos que conoce por Twitter.

“Tuve miedo de venir esta noche. ¿Saben por qué? Me comí 6 tacos y tomé mucha horchata”, bromeó. Katy volvió a lo suyo, y se elevó en un columpio de flores para cantar Not Like the Movies, la cual dedicó a todos los enamorados. Mientras, el telón a su espalda mostraba imágenes de cuentos de hadas. Todavía columpiándose, interpretó The One that Got Away.
Al bajar, se envolvió en una túnica dorada: “Ahora voy a estar más cerca de ustedes”, dijo mientras se subía a una nube rosa en la que flotó por toda el área de pista para cantar Thinking of You, acompañada por la guitarra acústica con estampado de holograma que tocó.
Al bajarse de la nube, las coristas y el grupo de bailarines entretuvieron al público cantando I Want Candy y Milkshake (de Kellis).

Dulce explosión. Katy, ahora luciendo su famosa peluca azul, regresó para hacer brincar a todos con Hot N Cold, el tema que más coreó el público. Siguió con Last Friday Night e hizo un cover de la canción I Wanna Dance With Somebody, de Whitney Houston.
Durante dicha versión, la californiana de 26 años invitó a varias personas del público para que se subieran a bailar con ella. Noblemente, se dejó abrazar y besar por la mayoría de los afortunados. Incluso, al terminar la canción y cuando su staff bajaba a los ‘bailarines improvisados’, uno de ellos le pidió una foto y ella detuvo el show para posar junto a él ante su celular y hasta le dio un beso de despedida. Firework llegaría para ir poniéndole fin a la velada y dejar a todos boquiabiertos ante los juegos pirotécnicos y cortinas de fuego que se adueñaron del escenario.

Katy volvió a desaparecer del escenario y un grupo de muñecos de galleta de jengibre gigantes aparecerían en escena, al mismo tiempo que unas grandes bolas de playa fueron tiradas al público.
Así la artista volvería para cerrar con la esperada California Gurls, y enseñar el popular sostén con copas de forma de los besitos de chocolate. Activando una bazuca de crema batida, con la que bañó a sus fans; la alocada cantante se despidió acompañada de su staff con una reverencia antes de que el telón cayera y su mundo desapareciera con ella.

 

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