“¿Cómo Adele conquistó al mundo?”. Desde hace poco más de 12 meses, la prensa especializada del hemisferio norte gira en torno a la misma pregunta. Aunque han obtenido algunas respuestas, el cuestionamiento sigue sin techo: este 2012, el segundo álbum de la británica,
21 (publicado en 2011), se perfila como el más vendido de la temporada por segundo año consecutivo.
Luego de acumular cifras apabullantes en días de ruina discográfica, se alzó como el más demandado en todo el planeta desde 2000, con cerca de 22 millones de ejemplares, lo que gradúa a la producción como la más vendida del siglo XXI.
Casi sin contrapesos. Incluso en Chile, donde
21 se editó en abril de 2011, ya despachó 33 mil álbumes. Además, dos de sus hits -
Someone like you y
Rolling in the deep- escalan en el top ten de lo más escuchado del primer semestre. Entonces, ahora la pregunta es otra. O varias: ¿Cuáles son las razones tras el lanzamiento musical más popular de este siglo? ¿Por qué gusta tanto? ¿Por qué ella asestó tamaño impacto de ventas y no otras, como Joss Stone, Duffy o incluso Amy Winehouse?
* Una chica normal: Matt Wilkinson, uno de los editores de la revista inglesa NME, dice vía mail que difícilmente una mujer puede sentirse identificada con el exotismo visual de Lady Gaga o puede llevar una existencia saturada de excesos bajo el sino de Amy Winehouse. Pero sí puede verse reflejada en la impronta corriente, en las letras de tormento cotidiano y en la contextura normal -alejada del modelo anémico de las pasarelas- de Adele. “Ahí está la clave de porqué la siguen a ella y no a otra”, recalca. De manera inconsciente, la inglesa ha explotado ese perfil: en una entrevista con The Observer, confesaba que su principal preocupación era su colon irritable.
Además, cuando le preguntaron qué era lo primero que pensaba al imaginarse ante una convocatoria multitudinaria, su respuesta fue: “Uf, me cago”.
* Pop no desechable: Según su sello, Sony Music, la primera emisora que la hizo rotar en el país fue Rock & Pop en la última parte de 2010, cuando
Rolling in... fue publicado como single. Carlos Costas, director de la señal, cuenta que por esos días encargaron un estudio sobre los nombres que escuchaba el público más joven y Adele ya escalaba como favorita.
Sobre todo entre las mujeres y en un rango de edad de 18 a 30 años. Coincidentemente, en Feria Mix cuentan que la audiencia local que hoy sigue comprando discos con constancia está en ese nicho. Costas acota que el gran anzuelo de su música está en su potencial pop y en que se puede abrazar sin ninguna incomodidad, ya que, pese a ser evidentemente comercial, no es desechable ni banal.
Por el contrario, su potencia vocal y sus melodías bien facturadas le otorgan un estatus de calidad y buen gusto que escasea. Canciones bonitas, pero con talento.
* Cálida: Jaime Román, productor musical de TVN y cerebro tras sucesos como
Rojo, dice que la fortaleza de su garganta es clave, pero no total: “Su esencia está en saber comunicar las cosas. Lo hace de manera cálida y honesta, y eso se nota”, agrega.
* A la antigua: La prensa coincide en que el arrastre de la inglesa se fabricó como los fenómenos de antaño, los que tumbaban al planeta y timbraban su huella en una generación: con tiempo, sin forzar su impacto y apostando a una sincronía natural con el público. De hecho, la cantante emergió desde un sello indie -XL- que le dio casi dos años para que elaborara
21 con absoluta libertad y concentración. Así, pulió sus creaciones con un team de compositores expertos y pudo rechazar las invitaciones a festivales, apostando por recintos pequeños y un público menos heterogéneo donde pudiera foguearse mejor.
Felipe Elgueta, productor que ha trabajado con Whitney Houston y Michael Jackson, coincide: “Eso provocó que hiciera un buen álbum de principio a fin, que te dan ganas de comprar. Duffy o Joss Stone tienen grandes canciones, pero el resto de sus discos es sólo relleno”. Además, Elgueta cuenta que el trabajo con mayor detalle precipita un alcance transversal: Es tocada desde radios como Horizonte hasta Disney, y sus ventas son voluminosas en mercados tan dispares como Polonia, Brasil, Japón y Argentina.